El agua de mozzarella es muy valiosa, ¡ay de ti si la tiras!

Sabemos muy bien que es un gesto espontáneo, vaciamos el búfalo, el fior di latte, etc., directamente en el fregadero, pero es un error.

Nuestras abuelas no desperdiciaban nada y lo guardaban, de hecho lo reciclaban de varias maneras.

Para entender mejor las motivaciones detrás de estos hábitos saludables, debemos considerar que el agua de mozzarella es un líquido conservante natural, esencial para mantener la frescura del queso fresco. Gracias a su presencia, no se endurece ni se seca, y además está protegido de la agresión de patógenos que podrían comprometer su salubridad. Se compone de hilatura, es decir, cuajo disuelto en agua, o sal, ácido cítrico o acético. Es rico en aminoácidos y proteínas, es una fuente no despreciable de minerales y fermentos lácticos y es un espesante.

Veamos cómo podemos aprovecharlo al máximo.

Mi abuela siempre ha reciclado el agua de mozzarella, ahora yo también lo hago: ¡qué ahorro!

El agua de mozzarella nunca debe tirarse: he aquí por qué.

El agua de mozzarella se puede transformar en un ingrediente muy útil en la cocina, tanto que alguna vez se le llamó el líquido del gobierno, porque reinaba sobre la creación de muchas recetas.

Entre los diversos trucos de la abuela, no podemos olvidar el que lave como protagonista en la preparación de un risotto: prueba a sustituirlo por mantequilla o queso, harás que tu receta sea aún más cremosa. O de nuevo, de nuevo con arroz, podemos preparar un postre extraordinario: hervirlo en el agua de la mozzarella alargada, añadir azúcar y canela. Cuando la mezcla haya absorbido completamente el líquido de cocción, transfiéralo a un molde para pasteles y hornéelo hasta que esté dorado. El resultado es un bizcocho ligero y compacto, nutritivo pero muy digerible, de esos que pertenecen a la vena de los platos pobres, tan ricos en sabor y beneficios.

También podemos usarlo para cocinar pasta, pero en este caso sustituye a la sal, así que no la agreguemos. O como alternativa al agua, cuando preparamos una masa para productos leudados como el pan y la focaccia. El resultado será más suave y aireado de lo habitual.

Pero eso no es todo: el agua de mozzarella también es soberana cuando se trata de jardinería.

Viértelo en la regadera y dilúyelo con agua corriente. El líquido, enriquecido con oligoelementos muy útiles para el crecimiento, actuará como fertilizante natural y alimentará nuestra vegetación de forma óptima.

Por otro lado, evitemos dárselo a nuestros amigos de cuatro patas en lugar de agua corriente. Contiene demasiada sal que podría dañar el tracto urinario.

Para todo lo demás, ¡recordemos no volver a tirarlo nunca más!